Un árbol en el jardín de una casa es considerado un símbolo de fuerza en la vida. En el pasado, los árboles en el jardín de la casa daban sombra, humedecían el aire y eran una reserva de madera para tiempos de crisis. Alineados, varios árboles marcaban los confines de la propiedad. Los árboles solitarios se convertían en punto de encuentro para la familia o para el pueblo entero. El árbol clásico del jardín, también se planta por su significado simbólico: el roble es el símbolo de la firmeza, de la fuerza y de la verdad. El tilo, representa el amor matrimonial, la bondad y la hospitalidad.
Actualmente, ni la utilidad ni el significado social o simbólico de los árboles desempeñan ningún papel. Para los propietarios de la casa lo más importante son los aspectos decorativos y prácticos, como la altura que puede alcanzar un árbol y eso se debe a que los espacios disponibles son cada vez más pequeños. Planear de antemano la podas regulares para controlar la altura del árbol no es una buena idea. Requiere mucho trabajo y muchas veces, altera el crecimiento natural de la madera. Es mejor saber elegir el árbol adecuado.
Durante algún tiempo, estaban muy de moda árboles con copa de bola como el arce, la acacia o la catalpa. Aún así, sus copas pueden alcanzar un ancho de cuatro o seis metros, lo que es demasiado para muchos jardines. Desde hace algunos años, se ven cada vez más árboles con forma de columna. Los serbales y los carpes, los espinos y los cerezos japoneses con forma de columna dan una estructura al jardín. Al mismo tiempo, dan poca sombra, por lo que no impiden la entrada de luz en la casa ni tapan los paneles solares. Otras alternativas son árboles para enrejados o árboles con un tronco relativamente alto. Hay una fuerte demanda de árboles frutales de copa pequeña, especialmente manzanos y ciruelos.
Los árboles muy ornamentales muchas veces se plantan en el jardín, delante de la casa. Las especies que llevan frutas se suelen colocar en la parte posterior del jardín. La época ideal para plantar este tipo de árboles es en otoño, ya que la tierra todavía está relativamente caliente y rápidamente se forman raíces finas, lo que permite al árbol crecer bien. Un árbol que crece lentamente necesita mucho años para que alcance una altura considerable y domine el terreno. El diámetro del tronco de un árbol de un metro de alto debería estar entre 12 y 14 centímetros. La corteza no debe estar dañada. El tronco debe estar recto y la copa simétrica.
El hoyo para plantar el árbol, debe ser al menos dos veces más ancho y más profundo que el tamaño del cepellón. Generalmente, la tierra donde se planta por primera vez un árbol está muy comprimida. Si el hoyo donde se planta el árbol no tiene la dimensión necesaria, la tierra compacta aprieta las raíces y el crecimiento del árbol se detiene. La tierra se puede mejorar con compost o con abonos de efecto duradero.
