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lunes, 14 de octubre de 2013

CACTUS UNAS PRECIOSAS PLANTAS QUE NOS GUSTAN DE VERDAD


Las cactáceas componen la especie más conocida de las plantas suculentas, que se caracterizan por sobrevivir en condiciones de extrema sequía, gracias a su capacidad de acumular agua en sus tallos, hojas o raíces.
Además, los cactus tienen como rasgo distintivo las púas que suelen recubrirlos. Aunque tienen su origen en América, se han extendido por todo el mundo, y cobran cada vez más importancia como planta de interior, tanto sin flores como con ellas, en los más variados tamaños, formas y colores.

Amantes de la luz y el calor, no requieren excesivas atenciones, aunque para mantenerlos en buenas condiciones durante mucho tiempo hemos de proporcionarles unos cuidados básicos y prestar atención a las enfermedades y plagas.
 
Aprende a cultivarlo

Los cactus se reproducen por semillas, que podemos adquirir o recoger nosotros mismos de los frutos; en este caso, tras la recolección, se extraen las semillas del interior y se conservan en papel poroso. Han de estar en perfecto estado, ya que, de lo contrario, el ejemplar no se desarrollará.

El sustrato debe estar bien drenado y ser permeable, para que no se acumule excesiva humedad, que perjudicaría al cactus y probablemente, lo mataría. La mezcla de diferentes tierras depende de la variedad que tratemos y de las condiciones climáticas. Una de las más habituales es unir una tercera parte de turba rubia, otra de arena gruesa y otra de carbón vegetal molido, que además será un elemento destacado en la prevención de los hongos. Por supuesto, es posible adquirir la tierra ya preparada.
 
La plantación la realizaremos en pequeños recipientes. En el fondo colocaremos gravilla, que permitirá un buen drenaje. A continuación dispondremos una capa del sustrato preparado. Se esparcen las semillas, con un poco de agua, y se cubren con arena gruesa. Para una buena germinación, es necesario proveer humedad; es adecuado cubrir el recipiente con un plástico transparente. Cuando haya brotado, lo trasladaremos a un recipiente mayor, con cuidado de no dañar las raíces.

Asimismo, los cactus también se reproducen por esquejes. Cortaremos una ramificación del ejemplar, dejaremos que cicatrice y los plantaremos en el sustrato.

Riego Y Abono

Es importante tener en cuenta que las cactáceas soportan mucho mejor la falta de agua que el exceso de ésta. Una humedad demasiado alta hará morir la planta rápidamente. En cambio, su carencia puede resolverse, ya que percibiremos los síntomas poco a poco: un terreno demasiado seco, o que el cactus adquiera un tono amarillento.

Además, es preferible aportar una buena cantidad de agua de vez en cuando que muy poco a diario. Regaremos sólo cuando el terreno se haya secado por completo. El agua lo echaremos en el sustrato, y evitaremos mojar el ejemplar. Es adecuado añadir abono para garantizar el buen desarrollo; variará en función de la especie.

Los cactus no están libres de padecer enfermedades y plagas. La mejor forma de combatirlas es la prevención. Para evitar los hongos, se fumigará un par de veces al año; si los hongos ya han actuado, debido a una humedad excesiva, lo percibiremos en su aspecto, ya que estará recubierto con una pelusa blanca. Para remediarlo, lo retiraremos de su ubicación actual y la colocaremos en un lugar aireado, además de añadir un producto específico.

Las cochinillas también perjudican a nuestra suculenta; lo sabremos cuando aparezcan bultos parduscos; un remedio casero es, tras rasparlos, aplicar una solución preparada con un litro de agua y jabón blando y alcohol de quemar diluidos. Los pulgones y la araña roja también son enemigos de los cactus. Para eliminarlos, utilizaremos jabón líquido con agua en el primer caso y un producto específico en el segundo.

¿SABES COMO SE PLANTAN Y CUIDAN LOS ROSALES ??


Cuando ya has hecho una elección de entre las muchas variedades y colores de rosales y te dispones a plantar tu rosal favorito, es aconsejable pararse un momento a pensar en los siguientes puntos:

1. Los rosales cultivados en macetas se pueden plantar durante todo el año, siempre y cuando no haya heladas. 


2. En el caso de rosales cultivados al aire libre, lo mejor es plantarlos en otoño. Entonces el suelo todavía está cálido, por lo cual aún se pueden formar algunas raicillas. Sólo entonces la planta tendrá un crecimiento óptimo en la siguiente primavera. 



3. Los rosales gustan de un lugar soleado, pero algunas variedades pasarán en ocasiones demasiado calor en una ubicación al sur. Los rosales Rambler, por ejemplo, son una buena elección. !Fíjate en esto al elegir! 



4. A los rosales les gusta un lugar abrigado y aireado, donde el viento pueda acariciar las hojas. Esto no es lo mismo que un lugar con mucho viento o con corrientes de aire, donde acechan toda clase de enfermedades. 



5. Los trepadores no se deben plantar demasiado cerca de una pared, donde la mayoría de las veces el suelo está demasiado seco. Una distancia de unos 30 cm. es perfecta. 



6. Los rosales son bastante exigentes en cuanto al tipo de suelo. Donde mejor florecen es en una tierra ligeramente arcillosa o limosa. Un terreno arenoso se puede enriquecer eventualmente con estiércol. La arcilla pesada se puede hacer más suelta con harina de basalto. Una turbera ácida mejorará si abonamos anualmente con cal. Para todos los tipos de suelo es aconsejable hacer un amplio hoyo de plantación y llenarlo con tierra especial para rosales. A fin de cuentas, no puedes plantar tu nueva adquisición más que una sola vez, y de esta manera la planta tendrá el mejor comienzo posible. 



7. Para estimular la vida del suelo y limitar posibles daños por heladas, es inteligente acolchar (cubrir el suelo con hojas y estiércol viejo) directamente en el momento de la plantación. 



8. Antes de plantar los rosales, ponlos primero en un cubo de agua durante una noche. 



9. Remueve bien la tierra y haz un hoyo de plantación suficientemente amplio, de modo que las raíces del rosal se puedan extender bien. 



10. Planta el rosal tan profundo que el injerto de escudete (la parte nudosa, de donde brotan las ramas) quede aproximadamente 5 cm. por debajo de la tierra (esto, por supuesto, no es válido para rosales de pie). 



11. La tierra removida, mezclada con compost o estiércol, se esparce encima de las raíces. Apisona bien la tierra con el pie, si no, las raíces no entrarán en contacto con la tierra y el rosal no arraigará bien. 



12. Regar abundantemente después de la plantación.



Los rosales trepadores exigen algún cuidado adicional, siempre que estén plantados contra una pared. Cerca de los cimientos suele haber pocos nutrientes disponibles, de modo que es inevitable mejorar el suelo. Llena el hoyo de plantación generosamente, con tierra de calidad y estiércol de vaca o abono especial para rosales, y planta el rosal a unos 30 cm. de la pared. Puesto que al lado de una pared la tierra suele estar muy seca, hay que regar mucho, también cuando el rosal haya empezado a crecer.
Abonar a tiempo.

Sólo en un suelo generosamente abonado los rosales crecerán y florecerán óptimamente. Durante la temporada de crecimiento hay que dar dos veces un abono artificial en la fórmula NPK 12+10+18, o si no, un abono biológico con elementos traza. Para evitar enfermedades lo mejor es dar un abono con un alto contenido en magnesio y potasio y, muy importante, !un contenido bajo en nitrógeno!

Desde principios de septiembre el abono deja de ser necesario. De otro modo, la planta seguiría creciendo demasiado tiempo, por lo cual los brotes nuevos no llegarían a ser resistentes a las heladas antes del invierno. En noviembre o febrero los rosales te agradecerán un abono básico o de reserva, por ejemplo, de compost mezclado con estiércol de vaca.
 

Protección contra las heladas.

Todos los rosales se deben proteger de alguna manera contra las heladas. El injerto de escudete, es decir, el lugar donde el rosal cultivado ha sido injertado en su portainjertos (pie de un rosal silvestre), es muy sensible a las heladas. Por este motivo el arbusto se debe acollar, como se dice en términos técnicos. Esto también evita la desecación.
Para proteger la tierra de alrededor de los rosales contra el deterioro de la estructura, es aconsejable aplicar un recubrimiento de, por ejemplo, paja, estiércol bien putrefacto, corteza de coco, virutas o compost casero. La protección de los rosales sólo se quita cuando el peligro de heladas haya desaparecido en su mayor parte. En la práctica esto será en marzo o abril.                                
En estos mismos meses también habrá llegado la hora de la poda. En periodos secos debes regar los rosales periódicamente; tal vez son los habitantes más sedientos de tu jardín. Los serpollos que brotan del suelo deben cortarse lo antes posible. Estos brotes proceden del portainjertos y se reconocen por el gran número de pinchos y las hojas de siete folíolos. Si no quitases estos brotes, en poco tiempo tendrías un rosal silvestre de floración abundante, !en lugar del rosal que habías elegido!.

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